Caminar de la mano. Una noche de cielo, estrellas. Unas mantas en invierno. Eso me bastaba. Del porque de una luz que me ciega y me muestra la vanidad de todo. Y la luz Alumbra. Mas no abriga. La soledad y la compañía. Unas cuadras a la puesta de sol, extrañas luces de led dan brillo a blancas baldosas. Pesados mis pies de andar. Cansadas las manos, se vuelven gorriones ante mis ojos y re-significan la vida como rotos cristales, con alas de ave.
A.
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