Al andar por la ciudad me cruzo lineas que me conectan con ancestrales mares. Mas antiguos que el 4 delante de numero de teléfono. Veo las auras de almas que no volvieron de un viaje de delirio, o de quien a pesar de los años no vuelve de una herida de amor. Pero el alma huele los olores de la ciudad. El alma tiene coraje. En cambio el yo, tiene barbijo. Veo quienes recuentan muertos y son incapaces de hacer una puta oración por sus almas. Hipócritas. Saben que lo son. Hasta el alma mas perdida tuvo el arrojo echar su viaje. Pero un barbijo, aunque viaje; nunca viaja con el alma.
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