He visto tanto resplandor y tanto dolor que mis quedados pasos danzan torpemente. Esta luz y las miradas, bajo este manto de nubes secan las palabras. Y heme aqui bajo las gotas de lluvia, entre lo sagrado y lo profano, en la puerta donde nada importa y todo es maravilla. Brindando con los llantos, los muertos y las estrellas. Todo sigue ahí, el árbol en la esquina, los que esperan y las sonrisas ocultas tras las nubes de los rostros amargos. Bendito viaje. Benditos los surcos que dejan estas coces y los adoquines lustrados, bajo las lagrimas de este cielo.
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