Un espacio de Luz. Un momento sagrado.
La actitud de estar presente implica liberar toda fijación que nos estanque.
Yo recuerdo ver flamear ropas y rostros tan luminosos que no eran de este mundo.
Al decir yo, lo digo como quien sabe que la manifestación de si es como cuando somos paridos.
Me pregunto que ensombreció luego ese rostro luminoso. Me lo pregunto desde el amor.
Quedar fijos en una sola idea del mundo. Un mundo que es creado entre posibles realidades para realizar nuestra experiencia. Sin embargo es lo que debe ser. Todo es como debe ser y debió. El dolor siempre termina despertándonos. Un día ya sentimos que no somos la persona. Que somos mas. Que el mundo duele porque es sagrado y no un sueño. No importa que se haga, sino en que conciencia se haga. Nadie es mas que nadie. Nadie menos que nadie. El estado no-dual un día aparece. Titila, flashea. Con el tiempo se vuelve mas estable. La pura inocencia sin ingenuidad. La dualidad esta bien, no es mala, es necesaria para poder experimentar. Aflojar es lo debido. Quitarnos las estacas que llevamos clavadas, (olvidando que fuimos a su encuentro). No podremos detener la violencia aquí, tampoco el dolor. A lo sumo, ser como quien va a la guerra y mata o muere, pero sin odio. Nuestras teorías no alcanzan para limitar la naturaleza sagrada del juego divino. la conciencia se estrecha hasta olvidar que fue y es parte de la manifestación de la realidad. Un día se aprende y ya no se olvida.
Alex.
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