Suave y contundente este andar. Fantasma masivo, que tiende mano y también la suelta. Porque inteligencia dota saber elegir, lo que acompaña en misma obra. Vamos por las calles y avenidas transversas, donde creías, que tu estado no cambiaba. Y al llegar anochecer, veo en tu rostro una sonrisa. Veo también gato sin boquera. Como veo cercenados a los que temen. Al fin las luces, la noche, compañía que persevera. Veo también en azotea, rayo de luna y tártaro en rocío. Retazo entre retazos, en la cama el fuego y la tormenta. En la mesa del bar, licor y permanencia, este contemplar sabe bien de errores, aquello a lo que toma y aquello a lo que suelta. Pero el silencio con magna presencia sabe hablar de otras cosas cuidando muy bien, lo que atesora sin carencia.
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