Despertando cada mañana, se que atrape un brillo por la noche. Lo sabes, aquí en incierto rumbo, todo aquello que me daba refugio se desmorona brutalmente igual que el mundo. Y sin embargo cada mañana evoco en todo sonido un canto de amor. Cualquier camino me da igual ahora. Te extraño tanto. Andaría por entre la oscura tiniebla y fango eternamente hasta tus pies. Pero hoy, en esta guerra, pongo mi alma en tus manos para que la resguardes. Tu siempre la has tenido. Y esta vez andaré por las sendas mas extrañas hasta volver a casa. Sentiré el abrazo antes que las estrellas se disparen. Y en la hora tumultuosa, te buscare refugio. Dios sabe como haré: ya no hay otro mundo para mi, mas que el tomar tu mano y acompañarte hasta ahí, a donde desees.
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