El barrio es el patio. El mundo, un bosque. Habrá patios como bosques y también bosques como patio. Todo siempre esta en quien es el que anda. Uno debe saber cuando lengua es puñal y cuando es caricia. Quien nunca acaricia en lengua, andará siempre clavando heridas. Tal vez un día entienda que al final se hiere a si. Si todo es deseo, no se camina sobre el filo. Y saber de equilibrio, es saber de noches y rocío. Es más, de lunas urbanas, de casas, de veredas y zanjón. Quizás con aroma a tilos y no de alfalfa. Quizás con gusto a labio y a sudor. Se aprende a pelear cuando hay nostalgia. A besar cuando hay pelea. Me gusta quien no llora ante los golpes. Quien aprende que ningún poema es un adiós.
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