No me importa si el universo comienza,
o si al fin culmina,
sí del paso de las horas,
que lentas germinan,
como la huella del día,
incierta a cada viento.
La ansiedad que en mil maneras,
despoja simiente de un instante,
la firmeza tenaz que avanza,
e inclina a dos aguas la arboleda.
Sustentan los unos pensamiento,
y aquí los otros voluntades,
verbo vuelto aguas y caricias,
pensamientos son pesares.
Se despliega cada día,
se enrolla cual serpiente,
el sol de mañana,
estertor de madrugada,
y lanza en mano, a paso firme,
pueda ser sitiado,
y al fin tomar la torre,
que en toda vasta espera,
se hace siempre necesario.
a
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