De las confesiones de mi consciencia, andando entre esta luz del estallido de vida.
Algo siempre guía el rumbo. A veces me han llamado jodido, porque no prenderme a juego ajeno, juego lo mío. Así muchas veces pateo el tablero. Sabes, es como quemar las velas. No retroceder. Seguir hasta las últimas consecuencias, sin importar juicio ajeno. Salvaje, marcial, reactivo, contestatario. Aunque me tome mi tiempo.
Y a ti, hay tantas cosas que quisiera decirte. Pero tiempo no alcanza. Quedan en el alma. Se van de la memoria. Vertiginoso es todo, como también mi deseo de bien. A ti te he puesto corona, sin olvidar la mía. Igual que en la guerra también en el amor. Corazón y entraña.
“Si no hay amor, que no haya nada entonces”... (Dice una letra). El todo o nada. Y es curioso, comienzo reflexionando sobre una cosa y culmino hablando de amor.
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