En la punta de la lengua el olvido de un recuerdo. Un grito ahogado descuaja un tajo de cielo de un vientre de nube. La serpiente del agua y los mantos robados. El canto de los dioses deja fluir, la vertiente oscura; la vertiente solar. Acosa toda carga. Espuma mantequilla en la bruma. ¡Salve Sirio oh señora! Abre la puerta de mis días. En suelo sagrado una vela y un puñal. Algunos lloran en tierra lejana. En la villa de las ofrendas en cambio desgrano luz; ordeño la semblante de la Luna. Tomo de sus cabellos licor de flor y de rayo de sol.
a
No hay comentarios:
Publicar un comentario