Si desde el engendro de los Eones no se ha torcido la voluntad de quien camina las neblinosas calles como sombra cazando la suerte. No se espere que la conclusión del sueño, ni el pralaya, ni la guerra de los dioses la pueda torcer.
Será que la voluntad replegada envuelta sobre si como una media no es la misma que la criatura que le da albergue y se escabulle del voraz asedio de la lluvia de huesos y despojos de otros tiempos.
Arqueología paradojal que descubre el futuro escarbando el pasado que es historia de un intento.
Así la nada se declara independiente poniendo en peligro la economía de todo el universo y El-los dioses se abalanzan entre los pliegues de la realidad entrando por las esquinas para devorar a tan osado mentecato pero el combate no se da como lucha colosal, sino con astucia y subterfugio, guerra de guerrilla, eternidad escondiéndose de si, ocultándose hasta el ultimo sueño, aunque para retenerlo deba soltarlo y quede la nada.
Pesadilla pa los dioses la noche del cazador de sueños.
Vera que en su conducta hasta la vieja Maat, no puede tomar un juicio pa quien camina en equilibrio hasta por donde no debe y en ese juego final, eludiendo todas las trampas se escurre entre la negrura de la nada haciéndose consigo la gema caída del Lucífugo para volver a jugar el juego eterno de acechar y cazar sus propios sueños.
(Así deambulan
quienes siguen
este sutra).
A (2013)
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