Elegante antesala de la noche,
teñida de lumbre sobre moradas,
como jazmines de fuego,
en luces del lienzo,
de esa fiesta lejana,
del paso prohibido
al propio occidente.
No se ama con ojos vendados,
por eso dicen que el amor es raro,
cosa sagrada,
porque amar, se ama sabiendo,
tal como apresura,
guardar crepúsculo dentro,
quien sabe que un día,
cenit le hurte las noches.
Lo se bien, si,
tengo preferencia,
amo a quien saluda al sol,
aunque elija yo,
en secreto,
perderme viendo,
en el manto del cielo,
remolinos de estrellas,
como el pintor alucinado.
a
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