Sobre oscuras nubes me he puesto a cultivar,
a tu manto del misterio ofrezco las semillas,
los sueños.
Corona bóveda de calle,
capitel hecho de lluvia,
la tuya, la mía,
la de todo día.
Muy lejos de hipótesis,
reposo en plumas de arte,
pues no hay día,
en que el sol o el agua,
no alimenten palabra viva,
o barran palabra vana.
Golpea duro el granizo
a emotivos de razones,
cerebro y genitales,
se debaten locamente.
Mas, lejos de memorias,
amor y sexo,
son,
incondicionales.
Es curioso como defienden,
el yo de su entraña,
quienes divinos se sienten.
Velas de hueso y plomo,
enciendo a ese gil gauchaje,
cuyo único sentido,
es expeler palabras,
sin ningun sentido,
sin menor milagro.
Pero en lo alto,
sí quiere,
el rocío de los cielos,
como el mismo,
de tu boca,
porta tal fuego,
que vuelve rojas las nubes,
y germina todo,
sueño.
a
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