¿Puede la envidia,
detener un rayo?
Orlados de funestos encajes,
sacuden huesos y soberbia,
frente a infames altares.
¿Cuándo sonreirán en paz?
¿Puede el odio detener
al sol de la mañana?
Abrazo la pena de quienes sufren.
Oh viernes tortuoso y frío,
azul como un blues.
Hoy hay quienes lloran sus seres perdidos.
Hoy hay quienes duermen en la calle helada.
Hay quien dice que la vida es un infierno,
pero te digo que a infierno van,
quienes la volvieron tal.
Oigo Meta- versos de inclusiones,
mientras veo a excluidos,
duermiendo heladas calles de desamparo.
Ceremonias de pancartas y discursos,
graznido de cuervos.
Deambulo entre la lluvia
Compartiendo con la hermandad de la orfandad.
Ya no maldigo enemigos,
a todos bendigo, en eso a todos incluyo.
A la risa de la hermana hiena,
como la pureza de fría noche.
Sigo viendo belleza.
Pregunto:
¿Puede la envidia
detener la poesía?
Bendigo al sol de la mañana,
y al ave de la noche.
¿Puede la envídia,
detener al amor?
Pregunto:
¿Puede ver la vileza,
mas allá del funeral?
Las frías gotas empapan mi cara.
Mis pasos se agitan,
vuelvo a casa,
necesito hogar,
y
añoro
tu ojos,
mujer.
Oh si,
desde aquí,
la ciudad de la furia
te añoro.
a
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