A veces el dolor y la pureza se parecen tanto,
volviéndolo todo como nieve blanco y frío.
¿Seremos también así acaso, como la nieve?
Recuerdo una vez haber oído a alguien
decir de cuando ángeles se pierden entre si:
“abrí los ojos y no vi mas nada”.
El dolor es como estar incrustados en nada,
un punto entre el absurdo ruido y el Dios silencio:
es como ver llorar.
a
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