No hay ave negra que no traiga suerte. El viernes se despunto en lluvia y las nubes se han ido. Este valle colonial de comercios ha vuelto a su perpetuo movimiento, ya que de eso en si, se trata la vida. Yo también entro en vuelo en celeste cielo, con plumaje y desparpajo. Y aunque del cielo vuele debajo, la garra siempre carga, dejando algún tajo. Hoy es ahora y ahora es mañana.
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